Las diversas especies de flamencos son todas de diferente tono rosa. Desde el más claro europeo hasta los chillones fucsia de California. Pero los flamencos nacen con un brillante color blanco. No es hasta unos meses después que estos animales adquieren el tono. Un tono nada común entre los animales, por cierto. El secreto está en los carotenoides, pigmentos anaranjados y rojos, que obtienen de la dieta de pequeños crustáceos que devoran entre los limos. Estos pigmentos, comunes en los artrópodos marinos, son disueltos en las grasas y asimilados para incluirlos en las plumas.